En la Ciénaga Grande de Santa Marta, comunidades palafíticas, pescadores y líderes ambientales denuncian una urgencia que ya no tolera más demoras. A pesar de las múltiples mesas interinstitucionales, decretos y diagnósticos, la vida cotidiana de los habitantes del humedal se agrava, y los anuncios no se traducen en acciones tangibles.
Una de las causas señaladas es la expansión descontrolada de la planta acuática invasora Hydrilla verticillata, que ha acabado con biodiversidad, obstruye canales y dificulta la pesca. La comunidad también acusa una constante falta de agua dulce, alta salinidad, deterioro de infraestructuras básicas de saneamiento, condiciones insalubres y falta de empleo, agravando la crisis humanitaria en sitios como Nueva Venecia, Boca de la Ciénaga y Puebloviejo.
Durante una mesa interinstitucional reciente convocada por la Gobernación del Magdalena, entidades como Corpamag, el Ministerio de Ambiente, la Defensoría del Pueblo y líderes comunales, coincidieron en que ya no bastan los diagnósticos: se necesitan compromisos firmes con recursos, cronogramas claros y seguimiento externo. Algunas cifras clave:
- Se han destinado $32.400 millones COP desde octubre de 2024 a proyectos para conservación, uso sostenible y fortalecimiento institucional de la Ciénaga Grande.
- Más de 4.000 habitantes de los pueblos palafitos se ven directamente afectados por la situación ambiental.
La diputada del Magdalena, Linda Cabarcas, advirtió que la población “vive una crisis humanitaria” por la falta de condiciones mínimas para habitar el territorio con dignidad: agua limpia, pesca productiva, movilidad, salud ambiental.
Por su parte, el director de Corpamag, Alfredo Martínez Gutiérrez, afirmó que ya hay acciones programadas para mitigar el impacto de la especie invasora, restaurar flujos hídricos y mejorar la gobernanza. Pero reconoció que hasta ahora los pasos dados se sienten lentos para quienes cada día ven el deterioro.
Comunidad, autoridades ambientales y organizaciones advierten que si en las próximas mesas no se concretan intervenciones visibles —dragados, control efectivo de la Hydrilla, inversión en saneamiento, recuperación de cauces de agua dulce—, la Ciénaga Grande pierde no solo su valor ecológico sino su esencia cultural, productiva y de sustento.