El reciente fallo de la Corte Constitucional, que dejó en firme la prohibición de las corridas de toros, corralejas y peleas de gallos en Colombia, ha encendido un fuerte debate nacional. Mientras sectores animalistas celebran la decisión como un triunfo histórico por los derechos de los animales, galleros y taurinos defienden sus prácticas como expresiones culturales ancestrales y fuentes vitales de empleo.
De acuerdo con la Federación Nacional de Gallística (FENAGALLISTICA), la actividad gallística genera alrededor de 290.000 empleos en el país, entre directos e indirectos, beneficiando a cerca de 1,4 millones de personas, la mayoría pertenecientes a estratos 1 y 2. Estos empleos van desde criadores y cuidadores hasta vendedores de insumos, artesanos de espuelas y organizadores de eventos.
En departamentos como Atlántico, Bolívar, Córdoba, Sucre y Magdalena, las peleas de gallos forman parte de festividades populares y patronales, mientras que en los llanos y en ciudades como Cali, Manizales y Bogotá, la tauromaquia ha sido defendida como parte del patrimonio inmaterial por algunos sectores culturales.
Los gremios aseguran que la prohibición impactará directamente en la economía rural y popular, afectando a miles de familias que dependen de estas actividades. En su defensa, señalan que tanto gallos como toros son criados bajo estrictos cuidados y que su existencia está ligada a estas tradiciones.
En contraste, organizaciones animalistas celebran la sentencia como un paso hacia una Colombia libre de espectáculos basados en el maltrato animal, argumentando que las expresiones culturales deben evolucionar y transformarse para respetar la vida.
La transición establecida por la Corte otorga un plazo de tres años, lo que significa que a partir de 2028 ya no podrán realizarse corridas, corralejas ni peleas de gallos en el país. Durante este tiempo, el Congreso y el Gobierno deberán garantizar alternativas económicas para las comunidades afectadas, lo que abre un nuevo debate sobre políticas públicas para la reconversión laboral y cultural.